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lunes 20 septiembre 2010

En su ausencia recuerdo aún más sus chistes


Nunca faltó una broma en su boca. Mi tío era pura espontaneidad y sembraba el caos de la risa allá donde pisaba.

Donde él estaba, la risa estaba asegurada.... como con una póliza a todo riesgo.... el servicio estaba garantizado de por vida. A pocos días de que el calendario marque un mes desde su viaje al mundo de los recuerdos, el que más me invade cuando pienso en él es cuando el timple que hacía sonar hace más de 25 años en las reuniones familiares.

Lo suyo fue música vocacional, sin escuelas, sin estudios... pura intuición que le hacía deslizar los dedos por los trastes con la torpeza del principiante y la gallardía de los valientes que arrancan en la batalla sabiendo que llevarán cicatrices de vuelta a casa..... pero la guerra la ganan. Su premio: las risas de los que a su alrededor compartíamos esos momentos.

Un mal susto con sabor a nicotina nos lo arrebató para llevárselo a hacer compañía a quienes antes que él formaron parte de mi familia... muchos de ellos ni siquiera los conocí, pero estoy seguro que pasan grandes momentos ahora cuando él les reúna alrededor de sus relatos.

Una vida que se apagó y que renace día a día en los recuerdos que de él brotan en la memoria de este corazón que parece más acostumbrado a encajar los golpes de lo que jamás creí. Van a tener razón los viejos del lugar, que afirman que la vida pasa implacable ante nuestros ojos y que nuestro corazón se acostumbra a todo..... pero yo, prefiero seguir viviendo en la ignorancia del llanto ante la pérdida y el malvivir del sentimiento..... pero voy aprendiendo a encajarlo... y saber eso es casi más duro.

Reclamo esta entrada como método de psicología evolutiva... que cada palabra que en ella he vertido, ejerza el poder curativo. Que este amago de conjuro resulte es más que improbable, pero en el recuerdo seguirán los buenos momentos vividos.... esos sí que me permiten estar siempre a su lado.

Descanse en paz.