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viernes 05 junio 2009

Una noche para el recuerdo más esperado


Publicado en Zonámbulos.com el 04 de junio de 2009. Fotografías de Nacho González:


Fotografía de Nacho González

Que el año pasado la cultura canaria perdió a uno de los grandes de su historia es algo que ya todos conocen. Que el pasado martes volvió a estar entre nosotros es algo que, quizás, desconocen.

Y no hablo de un hecho paranormal, o sí, porque lo vivido en el Auditorio Alfredo Kraus no es un acto muy a la medida del público canario que suele menospreciar a quienes han sido paridos en estas islas y sueñan con que el mundo va más allá de ellas. Pero no fue el caso.

Hace hoy un año que José Antonio Ramos (JAR) nos dejaba en una triste y calurosa tarde de primavera. Con un disco a pocos días de ver la luz y con toda la ilusión de volver a los escenarios de todo el mundo, nos dejaba víctima de una maldición mal llamada muerte súbita. Y digo mal llamada porque una persona tan grande no muere sino perdura en el recuerdo de quienes compartieron con él momentos, melodías e incluso cervezas en el bar mientras veía el fútbol. Porque José Antonio Ramos era grande, con el timple y sin él.

363 días después de su ida, 30 de sus amigos se dieron cita para rendirle homenaje en un concierto que pasará a la historia reciente de la cultura canaria como una de las noches más grandes, en la que uno de los suyos recibió un último aplauso a modo de hechizo salvador. Dirigidos por el fiel Andreas Prittwitz, una banda que rindió a un gran nivel hilaba las dos horas de concierto en las que se intercalaron invitados que quisieron sumarse a tan preciado honor.

Grandes nombres de la cultura isleña como Totoyo Millares, Mestisay, Luis Morera o Mariví Cabo fueron uno más junto a quienes han de marcar un antes y un después generacional, como Charlie Moreno, Germán López y los propios alumnos de JAR. La noche se contrajo mano a mano con artistas que compartieron escenarios internacionales con JAR, como Kepa Junkera, Pancho Amat y Antonio Serrano….. todo formaba parte del aquelarre embrujador.

Un acto que tuvo momentos álgidos, como el que adorna en forma de foto esta entrada, en la que la música en directo se fundió con la magia de JAR en su último tema grabado: Very JAR, dedicado a su esposa y a su hija. Una amalgama de sentimientos que fue brotando de todos los rincones del escenario que fue invadido por todos los que, entre bambalinas, hacían posible el espectáculo y a la que se sumó espontáneamente un público que se puso en pie en un tenso silencio para escuchar al maestro por última vez. Un silencio que sólo fue roto cuando las cuerdas del timple imaginario rompieron de emoción los corazones de cuantos allí estábamos. Un silencio que dió paso a uno de los mayores y más sinceros aplausos que jamás recibió un artista de estas islas.

El Gigante del timple volvió para no irse más, para habitar en nuestros corazones por siempre y para recordarnos que no sólo de folclore vive la cultura canaria….. con todas sus consecuencias.

Fotografía de Nacho González


Me han enviado esta tarde este homenaje on-line a José Antonio Ramos. Su recuerdo perdura en Second Life, en la Casa de Canarias: