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domingo 08 mayo 2011

El presunto candidato 2.0 (versión extendida)


Mi psiquiatra me aconseja que, de tarde en tarde, saque lo peor de mí a modo de terapia. Empecé a ir a verla hace más de quince años por un ligero síndrome de ataque de derechos constitucionales.

Todo empezó con una papeleta llena de letras sin sentido para alguien de 18 años que bastante hacía ir con el DNI por bandera. Me sentí corrompido escondiéndome para consumirla tras una cortina en ese colegio. El hecho de tener que esconderme fue lo que más excitó la primera vez. Después he aprendido a perder el miedo a hacerlo bajo la atenta mirada de otros. El votar engancha y desintoxicarse de la democracia no es tan fácil.

De la terapia con Experiencia, medicina natural sin receta médica, he aprendido a verlo de otro modo. Los colores de las papeletas me ayudan a elegir, pero al final todas mantienen cierto sabor vetusto. Pensé que la llegada de internet me ayudaría a diferenciar las alternativas pero no han hecho más que provocar más ruido.

Candidatos hay de todo tipo. Algunos te quieren dar sus papeletas en callejones oscuros por miedo a la represalia, otros a plena luz porque ya han perdido el miedo. Pero internet es la lucha sin cuartel; todos te muestran sus beneficios pero ninguno sus contraindicaciones. Los autores se quejan de que internet ha hundido su negocio, pero los candidatos no se han dado cuenta aún de que los consumidores de democracia podemos decir lo mismo. No han sabido aprovechar sus bondades.

Atacan nuestros puntos débiles sin posología recomendada. Los especialistas aconsejan un consumo moderado durante un largo periodo de tiempo pero los candidatos, conscientes de que su droga caduca cada 4 años, la suministran estos días de forma indiscriminada a modo de sobredosis por cuantos canales tienen a su alcance: blogs efervescentes con sabor a naranja, perfiles de redes sociales a modo de supositorios, correos basura en sabroso jarabe, incluso inyecciones de vídeos caseros, eso sí, con jeringa esterilizada. Por lo menos me he librado ya de las terapias colectivas en recintos deportivos… “Hola soy Sergio y llevo 3 años sin votar”.

Internet ha ayudado en el envoltorio pero no en la receta… sigue siendo igual de dura….

Los efectos secundarios suelen durarme justo hasta después de las elecciones. Entonces todos los síntomas aminoran de repente. De vez en cuando tengo ataques febriles cuando suben la temperatura en las instituciones, pero nada como un pañito de agua fría para volver a la normalidad.

Al final van a tener razón aquellos que defienden el método de la botica de la abuela…. Lo mejor es no tomar nada y dejar que el cuerpo se vaya inmunizando por sí mismo durante los cuatro años de abstinencia. Hasta que llegue a ese grado de madurez seguiré acudiendo a mi psiquiatra, la Doctora Listas Abiertas. Algún día, estoy seguro, llegará a Presidenta.

Pueden ver la versión estandar publicada en Canarias7 aqui.